El Tarot es una obra monumental y singular, sencilla y fuerte como la arquitectura de las pirámides, en consecuencia, durable como ellas; libro que resume todas las ciencias y cuyas combinaciones infinitas pueden resolver todos los problemas; libro que habla haciendo pensar; acaso la obra maestra del pensamiento humano y con certeza una de las cosas más bellas llegadas de la Antigüedad»
El origen de las cartas del Tarot es desconocido y el simbolismo que se le asigna varía mucho. Existen 22 arcanos mayores o enigmas identificados con las letras del alfabeto hebreo; tal como pensaba el ocultista francés llamado Eliphas Lévi, a quien pertenecen las palabras precedentes, en las que proclama que el tarot conforma un corpus simbólico de conocimiento esotérico, filosofía y ciencia que incluye la totalidad de las experiencias materiales y espirituales del hombre en el mundo fenoménico y que, asimismo, permite al iniciado descubrir el camino que conduce de la ignorancia a la iluminación.
El tarot se nos presenta como un conjunto de 78 cartas divididas en dos grupos 22 arcanos mayores y 56 arcanos menores. Los arcanos mayores conforman el centro simbólico de la lectura, mientras que los arcanos menores corresponden a las cartas comunes y corrientes del juego de naipes y contribuyen a complementar la respuesta obtenida con los arcanos mayores.
Los arcanos menores o juego de naipes común se dividen a su vez en 4 grupos de 14 cartas cada uno: Oros, Copas, Bastos y Espadas. La identidad de estos cuatro grupos según Juan Eduardo Cirlot representa lo siguiente:

El ORO es el símbolo de riquezas materiales, pero también corresponde al ámbito de poder que se pueden obtener con dichas riquezas. LOS BASTOS o MAZOS son signo de autoridad y de mando, LAS COPAS son imagen del sacrificio ritual, de la abundancia de las alegrías y penas del corazón y LAS ESPADAS indican el mundo de la razón y la recta aplicación de la justicia.
En cada uno de los cuatro grupos anteriores hay 10 números y 4 figuras cada número tiene un significado místico propio originado en un conjunto de ciencias antiquísimas agrupados bajo el nombre de numerología sagrada. Por otra parte, están las figuras, entidades incógnitas surgidas de la sociedad humana y sus jerarquías.
Al respecto Cirlot nos dice:
Estos son los números: 1 inicio, unidad y luz; 2 choques de fuerzas opuestas, disparidad de los sexos; 3 síntesis espiritual, la familia padre-madre-hijo; 4 signo del mundo, el orden del espacio, el paso de las estaciones; 5 amor y armonía; 6 contradicción, la conducta del hombre; 7 guarismo circular, orden completo, creación, parto 8 reflexión, silencio; 9 verdad innegable; 10 número total, reunión de los opuestos, la pareja se funde en la unidad.
He aquí las figuras: REY padre y poder; Dama o Reina la madre, puede ser Eva madre de hombres o Lilith madre de todos los diablos; Caballero espíritu que avanza por los caminos de la vida, libertad e inmortalidad y el Paje, también llamado Valet o Sota representa a nuestros hijos y sirvientes y también a los proyectos lanzados al abismo del mañana, el paje es el mensajero de los naipes.
Hasta aquí se han recorrido los simbolismos de los arcanos menores que, como se ha dicho, conforman una complementariedad en cuanto el mazo de los 22 arcanos mayores del tarot los cuales son su centro, el corazón de la lectura y es según la interpretación de ellos que podemos extraer el usufructo de la misma, sin embargo, hay que recordar que cada una de las figuras de los arcanos mayores representa un aspecto concreto del consultante o del mundo que lo rodea con todo lo que este pueda tener de bueno o de nefasto, y es a través de la psiquis de quien consulta que se podrá vislumbrar el mensaje que ha de tener para cada quien, es pues un mensaje personalísimo que proviene desde la conciencia arquetípica reflejada en el espejo del alma que se proyecta en los símbolos de los naipes de este misterioso juego llamado Tarot.
Tomando en consideración la vasta simbología que poseen las imágenes de los arcanos mayores del tarot, lo que ciertamente da para estudiarlos uno a uno en próximas entregas, por ahora, sólo nos conformamos con presentar una síntesis de sus simbolismos, los cuales pueden comprender connotaciones tanto positivas como negativas, dependerá siempre de la posición en la lectura cuales de esos dos aspectos se manifiestan.

El mago: la actividad original, un prestidigitador de pie ante una mesa, dispone sus extraños instrumentos, en la mano derecha una esfera de oro en la izquierda una vara mágica. Simboliza destreza, tacto, espíritu alerta, personaje inquieto y curioso, charlatán, ilusionista, intrigante, explotador de inocentes.

La sacerdotisa: santuario de conocimiento, una mujer sentada con un libro abierto, piedad, discreción, silencio, meditación, fe, pereza, intenciones ocultas.

La emperatriz: Una virgen sentada en medio de un bosque coronada con guirnaldas de flores, en su mano derecha un cetro, a sus pies un escudo con el símbolo de venus: Plenitud, comprensión, elegancia, abundancia, femineidad, coquetería, frivolidad, lujuria.

El Emperador: Poder, derecho, rigor, voluntad inquebrantable, oposición tenaz, hostilidad, tiranía.

El Sumo Sacerdote: la ley, un anciano hablando con sus fieles, autoridad, ética, respeto, bondad, moralismo exagerado, fanatismo.

Los Enamorados: La unión, una pareja y un testigo, arriba el sol, bajo el sol Cupido amenaza con sus flechas, una imagen tan ambigua como la pasión sexual, no sólo es la carta del amor, representa además todo contrato o transacción comercial, nexo o ruptura, toma de decisiones, deseo o rechazo.

El Carro: triunfo, un caballero sobre un carro, dos corceles, éxito legítimo, progreso, ambición desmedida, preocupación, agitación.

La Justicia: Balance, orden estable, sentido práctico, decisiones acertadas, problema legal, trampa, eternas dudas.

El Ermitaño: La moral, un anciano sostiene una lámpara y se apoya en un torcido bastón, aislamiento, soledad beneficiosa, sobriedad, estudio, timidez, avaricia, pobreza, conspiración de las tinieblas.

La Rueda de la Fortuna: el eterno devenir de las cosas, la carta del cambio, un mono, un perro y un monstruo coronado giran eternamente sobre una rueda, sagacidad, cambio gradual, fortuna, descuido, poca seriedad, vicio.

La Fuerza: el acto de tomar y retener, una dama dominando fácilmente un león, audacia, la inteligencia vence a la brutalidad, impaciencia, cólera, crueldad, discordia.

El Colgado: lección pública, un hombre cuelga boca abajo, la carta de los que van contra la corriente, grades sueños, independencia, personalidad propia, proyectos abortados, ideas descabelladas, falsas promesas.

La Muerte: Carta sin nombre, el fin necesario de todas las cosas, el último misterio de la vida, el sueño radical, un esqueleto con una guadaña en las manos a sus pies restos humanos mutilados, creación y destrucción, profundidad, valor frente la desgracia, plazo fatal, pesimismo, transformación absoluta, fin y comienzo, descomposición de las relaciones, emprendimiento de un nuevo camino sin mirar atrás.

La Templanza: movimiento, una mujer alada pasando un líquido de izquierda a derecha entre 2 jarras, tolerancia, aceptación, entereza, carácter flexible, pérdida de tiempo, dispersión.

El Diablo: la sensualidad, un demonio sobre un pedestal, abajo sometidos a sus designios y encadenados un hombre y una mujer ambos desnudos, poder oculto, discernimiento, capacidad para distinguir entre el bien y el mal, travesura irresponsable, esclavitud de las pasiones, sensualidad explosiva.

La Torre: cambio fulminante, un rayo golpea una torre que se derrumba, un hombre y una mujer se despeñan desde las alturas, cambio súbito para bien o para mal, desconfianza, locura repentina, furia incontrolada, ira.

La Estrella: Inmortalidad, la carta más serena del tarot, imagen de una mujer desnuda que echa agua en la corriente de un río bajo un cielo estrellado, candor, sencillez, confianza en el destino, tranquilidad, desvergüenza, impudor, tendencia al escape y la evasión, melancolía, depresión.

La Luna: el enigma de la mujer, un complicado simbolismo pictórico, al fondo la luna ilumina con sus rayos un camino custodiado por 2 perros que termina en una ribera, en el horizonte flota un cangrejo rojo, ciclo menstrual, sensibilidad, misterio nocturno, feminidad, camino peligroso, apariencias distorsionadas, lunatismo, mentiras, histeria.

El Sol: La luz de la razón, un hombre y una mujer bajo un sol que derrama 13 lágrimas de colores, día de la luz, discernimiento claro, talento, felicidad conyugal, paz, gloria, vanidad, soberbia, orgullo.

El Juicio Final: lo vegetativo, la espera, un ángel sopla su trompeta desde el cielo, los muertos se levantan de sus tumbas, una carta oscura y de complejo significado, milagro inesperado, exaltación, vacilación espiritual, agitación vana, nigromancia, hechizo maligno.

El Mundo: El reino de los sentidos, una mujer semidesnuda sostiene una vara a su alrededor una guirnalda, en las esquinas un ángel, un águila, un león y un toro, fortuna mayor, coronación de una obra, final de un proceso, circunstancias muy favorables, ambiente hostil, distracción, ruina total, el mundo se opone o se rinde a nuestros pies, en el mundo fracasamos y triunfamos, en el mundo nacemos y morimos, principio y fin de todas las lecturas.

El Loco: el vertiginoso resumen del todo en el todo, un vagabundo con vestiduras desgarradas perseguido por un perro lleva a cuesta un fardo, abandono absoluto, carácter poético, locura creativa, vértigo, inocencia, inacción, viaje sin metas, nulidad, pérdida del autocontrol, extravagancia, el loco vaga eternamente, sin número ni ubicación fija a la deriva sobre el océano de la fortuna.
En cuanto a la lectura del Tarot, existen infinidad de métodos, incluso cada tarotista tiene su manera particular de echar las cartas, sin embargo, existen métodos ya clásicos que se han usado por años y que comprenden cierta tradición en el juego. Aquí sólo nos limitaremos a indicar la tirada más sencilla inventada por Josephin Paladin un extravagante místico francés de la belle époque, en ella sólo se usan los Arcanos Mayores:

El Consultante mezcla las cartas y medita su pregunta, luego extrae al azar 4 de ellas, la primera se coloca a la izquierda cara abajo, la segunda a la derecha, la tercera arriba y la cuarta abajo, se voltean las cartas y se suman las cifras de los cuatro arcanos, el resultado de esa sumatoria responde al quinto arcano que se colocará en el centro de manera que las cartas formen una cruz.
Tenemos arriba la discusión, carta que aclara las decisiones a tomar y muestra el comienzo del camino, a la izquierda, la afirmación que resalta todos aquellos aspectos favorables que contribuyen a la solución del problema planteado, a la derecha la negación que alerta sobre las influencias negativas externas o internas que impiden un resultado feliz, abajo la solución que permite presagiar un resultado, teniendo en cuenta los pro y los contra, esta es la única carta que podría llamarse verdaderamente adivinatoria, en todo caso, la consulta debe completarse con el examen de la carta central, la síntesis que se refiere exclusivamente al consultante y que simboliza los aspectos esenciales de la lectura, todo depende de esta carta. Así se cierra la lectura del tarot.
Queda para el consultante la intrincada labor de interpretar de acuerdo a sus propias circunstancias, nada más, no se puede entregar la responsabilidad de nuestro futuro a un mazo de cartas, pero sí podemos utilizarlo como herramienta para meditar, imaginar, intuir, resolver, Decretar.
