Es imperativo aceptar la siguiente paradoja: en esencia, el sacrificio humano, tal como se practicaba en la Antigüedad, era un acto piadoso y santo, realizado para combatir calamidades y restablecer el equilibrio perdido, no había furia, ni saña, ni odio en el alma del verdugo sacrificador, su labor, era más bien un servicio indispensable aSigue leyendo «SACRIFICIOS HUMANOS»