Esta sección está dedicada a los llamados por muchos: “libros malditos”, es decir, aquellos libros que por su contenido o las circunstancias en las que fueron escritos fueron clasificados por los inquisidores o incluso por las masas dominantes como libros peligrosos, esto va desde libros verdaderamente ancestrales, hasta los grimorios medievales.
Los Libros Malditos
Los libros son por sí solos objetos mágicos, o por lo menos, desde la más remota antigüedad se han considerado como objetos valiosos, muchos de ellos, incluso, sagrados. Esto se debe, en gran medida, gracias a su propiedad innata de registrar la palabra. Así, con ellos se ha podido documentar eventos históricos universales, desde los más remotos tiempos hasta nuestros días, asimismo, ha servido para registrar un sinnúmero de pensamientos de tantos hombres y mujeres ilustres, se han depositado en sus hojas, a lo largo de la vida histórica del planeta, todas las emociones, sensaciones, virtudes, hazañas, pero también, vergüenzas, desfachateces, dolores y ultrajes de las sociedades humanas que, como depositario del conocimiento, se transforma entonces en un objeto de poder.
Ahora bien, cuando el conocimiento que se guarda en ellos, está restringido, o simplemente prohibido, ya sea porque sus contenidos contemplan saberes que podrían cambiar el curso de los acontecimientos o de las vidas de quienes los leyeren; porque guarda secretos, o, quizás, porque a través de sus páginas es posible “contactar” con entidades de otros planos distintos al nuestro, entonces, siendo así, el libro no sólo se consideraría valioso, mágico-sagrado y un objeto de poder, sino que, además, resulta “peligroso”. Fue esto lo que sucedió con los grimorios y demás libros de magia, que, debido a estas nefastas consideraciones, se arrojaron a las llamas, y muchas veces, los acompañaron sus dueños o poseedores, es por ello, que se consideran también: Libros Malditos.
Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.
Heinrich Heine