Este apartado comprende pequeños documentales sobre aquellos objetos que la tradición cristiana ha conservado como reliquias ya sea por sus portentos milagrosos o por ser parte de algún personaje prominente dentro de las facetas místicas-religiosas. Aunque, cuando se habla de reliquias, por lo general, se entiende aquellas que hemos descrito, es decir, las que han sido cobijadas como tal por la religión cristiana, aquí, también tendrán cabida aquellos objetos considerados igualmente misteriosos y que no están vinculados con el cristianismo o creencias religiosas.

Las Reliquias
Las reliquias fundamentan en los fieles una de las más firmes creencias de todas las épocas. Son la expresión del favor divino que los santos gozaron ya en vida, y que tras su muerte, los restos corporales y los objetos que utilizó, tienen para los fieles una virtud de carácter taumatúrgico incontestable. Su posesión alcanza una enorme importancia, hasta el punto que en la época medieval se desató una verdadera fiebre por las reliquias, en la que causas de índole económica y política tuvieron gran importancia.
Entre las reliquias existe una jerarquía: las más apreciadas son las que se relacionan con Cristo, destacando las de la Vera Cruz (lignum crucis), el sudario, y los clavos de la pasión. De las reliquias de los santos destacan en primer lugar el cuerpo y, después, los objetos pertenecientes a los santos –utensilios, vestidos, manuscritos, y cualquier objeto que haya estado en contacto con sus cuerpos o con sus sepulcros–.
Eran también reliquias «milagrosas» el aceite de las lámparas que se encendían delante de los cuerpos de los santos; las cadenas con que habían sido atados en los calabozos los mártires y otros objetos de tortura. Los lugares en que los mártires habían vivido fueron considerados como reliquia, y en muchas ocasiones se construyeron basílicas sobre ellos, aunque los lugares preferidos para levantar templos eran aquellos donde había tenido lugar la muerte de los santos.
Unos hombres impíos que aparentan ser virtuosos. En toda la cristiandad los devotos siempre han tenido mucha fe y esperanza en las reliquias. Hay un vasto y ricocomercio de tales objetos y una mortal competencia.
Noah Gordon